Desde el 9 abril al 29 de mayo, en la Casa de la Cultura.
Esta colección de pinturas de nuestro paisano José Herrería está llena de encuadres, composiciones y expectativas de su obra mas asomada a las corrientes cubistas, reconociendo la perspectiva más bidimensional del lienzo. El adora a Van Gogh, Picasso, Braque y, por extensión, a Cézanne, y eso se nota.
La figura geométrica fragmentada, que no es una nueva forma de arte a pesar de lo mil veces explicado y de las apariencias críticas. En la fantasía abstracta el aparato más racional se libera de la tensión supuestamente real. Un Valor decisivo es su paciencia, la de todo pintor. La lógica del lo instintivo es refractaria a la lógica propia del racionalismo más transparente.
Increíble su trabajo de pirograbados, su puntillismo intemporal e ilimitado. En un cuadro se ve esa arquitectura, ese esfuerzo que puede asombrar al más flemático. Por eso, construir una obra nos devuelve a esa amplitud a la cual todos pertenecemos al disfrutarla, aquello de que el Arte en ocasiones nos parece alucinante. No hay contradicción lógica en la huida del “naturalismo”, acaso, más precisión, mas benevolencia.
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